martes, 17 de enero de 2017

La ladrona de libros

Título original: The book Thief
Dirección: Brian Percival
Guion: Markus Zusak, Michael Petroni
País(es): USA, Alemania
Año: 2013
Duración: 131 min
Protagonistas: Sophie Nélisse, Geoffrey Rush, Emily Watson
Género: Drama, bélico
Clasificación: Pg-13

El valor de las palabras




Hace un par de años, youtube estaba plagada de reseñas, comentarios y reacciones tanto de esta película, como del libro en el que está basado. Y cada uno de ellos, en un fangirleo extremo, en el que ponían esta historia por las nubes o tres metros más allá. Motivo más que obvio, para cogerle fastidio y comenzar a evitarla, peor llegó el día. No he dejado de pensar que está sobrevalorada, pero al menos digo, la película se deja ver y tal vez me atreva con el libro.

Poner de centro el libro o la palabra es un recurso que puede llegar a ser poético, pareciera que esa es la intensión en la historia, para definir mejor esto habría que revisar el texto literario, más que el cinematográfico. Es algo que en el uso adecuado puede resultar hasta elegante. Será por esto que gustó tanto, ya que se presta para el postureo. Pero también hay que recordar que este tipo de elementos pueden resultar pedantes, y pretenciosos. En lo particular, donde se deja notar más esto es en el detalle de este diccionario que comienza a construir, tiene su algo divertido, pero me parece completamente innecesario. Si así está en el libro yo lo hubiera retirado sin dudarlo.

Se siente, también, un poco puesto de tapadera, la historia que se está desarrollando alrededor resulta más interesante. Este elemento de la voz en off omnisciente, cosa que se justifica muy bien al ser el personaje que es, nos muestra desde el principio que es una historia de guerra. Hasta que la vi yo no sabía que iba sobre la segunda guerra mundial, si lo hubiera sabido, tal vez me hubiera atrevido a verla antes. Siento que no encaja muy bien lo de los libros, tienen su sentido, pero tal vez se hubiera podido orientar de mejor manera.

Se justifica lo anterior al recordar que es una historia contada para niños, muestra la cotidianeidad de este momento histórico desde la perspectivas de los más pequeños, aunque por entrañable yo me quedaría con el niño del pijama de rayas. Aunque resulte extraño el personaje que terminas queriendo más no es justamente alguno de los infantes, resulta ser el judío aquel con el que más puedes establecer una relación de cariño.


No quiero que se crea que la pongo como mala, sólo que hay ciertos aspectos en los que se pudo mejorar. Pero el que gana indiscutiblemente es en la fotografía, diez sobre diez. Cada escenas es admirable, el encuadre, la composición y la iluminación no se descuidan en ningún momento. Y más allá de tener una técnica muy atendida las imágenes te transmiten, te conmueven. ¿Digna de ver? Pues, dignísima. Esta está hecha para ver, el sentido que más disfruta con ella es la vista.


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