domingo, 4 de enero de 2015

Rebelión en la granja

Título original: Animal Farm
Autor: George Orwell
Año de publicación: 1945
Número de páginas: 112
Género: Ficción, sátira

«Ningún animal debe matar a otro animal.»




He aquí el hermano pequeño de 1984, libro que se publicaría cinco años después. Pequeño, porque es más breve que 1984. Hay que decir que es claramente un abreboca, una preparación para este otro gran clásico. Son dos relatos completamente diferentes, tanto en el tono como en el tipo de personaje y la perspectiva de la que se abordan los tópicos, pero que presentan el mismo trasfondo político y la necesidad en la que el autor se encuentra de exponer su discurso con relación a los sucesos políticos que se iban dando en la época. Uno de los temas que se repite, por ejemplo, es la manipulación de la información, aunque esto signifique contradecirse más de una vez, para cubrir las necesidades del grupo dominante.

Es obviamente, como se puede demostrar en los múltiples análisis que se han hecho de este libro, un paralelismo con el régimen zarista, a lo cual no hay que agregar. Pero no debemos engañarnos en que este discurso sea exclusivamente para aquellos a quienes les afecte esto directamente. Lo expuesto entre estas páginas es una clara advertencia para todos los gobiernos del mundo y más que ello para los pueblos que observen con una lente crítica a sus gobernantes. Lo que se expone, es tal cual, el futuro de todo gobierno mal manejado. La buena intención de un solo hombre o de un solo grupo social se puede convertir fácilmente en tiranía.

En el personaje de Boxer se nota como el problema no queda, únicamente, en la clase dominante. La predisposición de las masas de meterse mantras que sólo logran hacerse a sí mismos esclavos es el complemento de esta problemática, junto con aquel que reconoce las falencias y las omite, como Benjamín. Pero lo más triste es la situación en que termina Boxer. 

“Pasaron su mirada del cerdo al hombre, y del hombre al cerdo; y nuevamente del cerdo al hombre; pero ya era imposible distinguir quién era uno y quién era otro.” Esta es la frase final de la novela, no da por concluida la historia pueden todavía ocurrir muchas cosas a partir de allí, pero Orwell sí da por concluido su discurso. Si alguien dudaba que esta novela sea un espejo de la realidad, allí quedan esas palabras para aclarar cualquier duda.

Un relato breve que en sus escasas páginas dice mucho. Un libro que tiene mucha cabeza y que está hecho, para más que disfrutar, para hacer pensar.

«Todos los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales que otros.»

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