domingo, 20 de julio de 2014

Un monstruo viene a verme

Título original: A Monster Calls
Autor: Patrick Ness
Editorial: Walker Books
Año de publicación: 2011
Número de páginas: 215
Género: Fantasía, Terror, Juvenil

¡Soy la espina dorsal que sostiene las montañas! ¡Soy las lágrimas que lloran los ríos! ¡Soy los pulmones que respiran el viento! ¡Soy el lobo que mata al gran ciervo, el gavilán que mata al ratón, la araña que mata a la mosca! ¡Soy el gran ciervo, el ratón, la mosca que son comidos! ¡Soy la serpiente del mundo que se devora la cola! ¡Soy todo lo que no está domesticado y no se puede domesticar!



Viendo el título y la portada un poco me hace pensar en que voy a leer un libro de niños. Así por encima diría que es algo similar a ‘Donde viven los monstruos’ de Maurice Sendak. Pero la historia va por otros caminos, uno más oscuro y entristecedor. Si lloraron con ‘bajo la misma estrella’ este libro los matará. Será el hecho de que su protagonista es un niño y el sentido de protección hace que nos afecte más los sufrimientos de este menor.

La historia va de decirle adiós al dolor. Esos monstruos que nos acompañan, que pueden ser cosas muy cotidianas o muy extraordinarias. Pero va de esos problemas, que siempre tenemos al menos uno, monstruos que por acercarnos tanto a ellos se van convirtiendo en los monstruos que pueblan nuestras pesadillas. Para ligar más con la metáfora del monstruo. Lso niños no pueden dormir por los mosntruos que pueblas sus pesadillas, cuando vamos creciendo esos monstruos adoptan nombres de situaciones más comunes que nos provocan dolor. La pérdida de un ser querido, un problema en el trabajo, el no sentirse amado. Cosas que por comunes que suenen son los verdadero monstruos que antes se ponían la máscara de los fantástico.

Pero como en esta historia, ¿Cuál es el verdadero monstruo del que nos queremos librar? El de nuestro propio dolor o el del ajeno. Como ya decía, la historia va de un niño, cuanto más pequeños somos más estamos ligados a nuestros padres y de manera especial a nuestra madre. Y cuando la cercanía es muy grande con una persona, su sentir se va convirtiendo en el propio, así como nos alegramos con las cosas felices que el otro vive así mismo sufrimos con su dolor. Y a veces llega la turbación de no saber cuál es el verdadero dolor el que nos está afectando.

No sólo nos habla del dolor este libro, sino de que hay enemigos tan grandes, ante los cuales siempre vamos a perder. Es la invitación a una suerte de aceptación, simple y sencillamente aceptación. Ya lo escribía Rowling refiriéndose a la muerte “la recibió como una vieja amiga y fue con ella con gusto dejando esta vida como iguales.” Es la aceptación la que da ese estatus de igualdad ante la muerte.

En fin, el libro no es para nada infantil. Es uno de lo más reflexivos y profundos que me he visto en la suerte de leer últimamente. Y para ir alegrando la trama es una historia dentro de otra, y no cualquier tipo de historias, sino prácticamente cuentecillos fantásticos. Que de manera individual podrían funcionar muy bien, pero en colectivo y de la manera en que lo ha hecho el autor, se sobrepasan y se nutren mutuamente.

Las historias son criaturas salvajes. Cuando las sueltas, ¿Quién sabe los desastres que puedan causar?

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