domingo, 16 de enero de 2011

Protestantes

Yo creo en el derecho a la libertad de credo, cada quién es libre de elegir su camino y expresarlo como les guste. Pero también hay que considerar los derechos de las personas que nos rodean. Y es allí donde caen algunos protestantes.

Es muy usual tomar un autobús y que durante va el recorrido se suba un predicador y comience a gritar (pero es que no hablan) su prédica. Muchas de las personas lo menos que quieren es compartir su recorrido con alguien que va gritando. Y es que hay algunos que parece que nunca van a bajar.
En una ocasión que yo iba a la universidad, luego de un par de cuadras después de que yo subiera al bus se subió también un predicador y comenzó a hablar. Cuando yo me bajé del carro (una hora después) el sujeto recién comenzaba a despedirse.

Y es que hasta en la propia casa uno se ve incomodado. Es usual ver a ciertos grupos creando sus "campañas" actividades que hacen al aire libre con unos parlantes enormes, los días ordinarios y que duran hasta pasado la medianoche. Legalmente yo podría llamar a la policía por atentar contra la tranquilidad (o algo así). Pero es que ni la policía sabe qué hacer.

Bueno, no es todo malo. Admiró el valor que tienen para expresar su fe ante todos, y de maneras que nadie lo pase por desapercibido. Es algo que deberíamos de aprender los católicos. Pero sus métodos no son los mejores y el contenido es muy repetitivo. Además de que siempre los católicos terminamos insultados.

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